De Loyola y en último término de Larranundi parece proceder la dedicación a la lengua vasca del navarro Joaquín Lizarraga (1748-1835). Nacido en Elcano (Egüés) y seminarista en Pamplona, pasó un año en Loyola: la expulsión de la Compañía le impidió probablemente hacerse jesuita. Dejó numerosísimos escritos de tema religioso, en su mayor parte manuscritos inéditos que se conservan en el Archivo General de Navarra y en la biblioteca del Seminario de Pamplona. En 1846 se publicaron en San Sebastián, bastante guipuzcoanizados, sus sermones para todos los domingos del año (Urteco igande guztietaco Platicac edo itzaldiac) y más adelante el príncipe Bonaparte editó la traducción del Evangelio según San Juan y una obrita en verso (Jesus. Copla guisa batzue molde gutitacoac), ambos en 1868. Lizarraga, por el dialecto en que escribió y por el fondo de su trabajo, no deja de parecerse a Mendiburu, pero sin la pureza y la fluidez de éste.