El sacerdote Jean-Martin Hiribarren (1810-1866) dejó escritas, además de una historia de las religiones (Escaraz eguia, 1858), dos obras en verso: Montebideoco berriac (1853), cantos compuestos para disminuir la emigración de sus paisanos a América del Sur, y el poema Escaldunac (1853) de unos 5.000 versos, en honor de los vascos y de su país, pero sobre todo de la región natal del autor, el Labort. No es una pieza épica y mucho menos una epopeya, sino una relación amena y familiar de cosas y personas, llena de detalles y de datos interesantes. Como lexicógrafo dejó un diccionario manuscrito su fama es más bien dudosa.