Solitario tanto en política como en literatura está el polígrafo navarro Arturo Campión (1854-1936). Gramático y dialectólogo primero, practicó en novelas fuertes y bien construidas (Blancos y negros, La bella Easo) un naturalismo que tuvo mas críticos que seguidores. Tiene el extraordinario mérito de haber descubierto a muchos en obras de historia y de fantasía (Euskarianas, Don García Almorabid, en 1889, Narraciones baskas) la gran riqueza y complejidad del pasado del pequeño reino de Navarra. Incluso cuando condesciende con la mitología, sus sueños, de estilo marcadamente wagneriano, no se ajustan a las convenciones de la época [19].
[19] En vascuence no escribió más que la balada Orreaga (1880), que apareció acompañada de versiones a varios dialectos y subdialectos vascos, especialmente de Navarra, a la manera de Bonaparte.