Un nombre famoso en estos concursos y fuera de ellos es el del vizcaíno Felipe Arrese y Beitia (1841-1906), natural de Ochandiano. Visto a distancia, no produce la admiración que causó entre sus contemporáneos. Más elocuente que lírico, no es el milagro de poesía que entonces le creía el mismo Campión. Su debilidad por la elocuencia una elocuencia muchas veces digna y de buena ley, dicho sea de paso queda de manifiesto sin más que citar los nombres de los poetas castellanos que tradujo: Herrera, Balbuena, Caro y Zorrilla, precisamente el Zorrilla de «La tempestad».